Quién somos y de dónde venimos

SOBRE LA LOCALIDAD

La localidad de Almàssera tiene origen en una antigua alquería musulmana, topónimo que deriva del vocablo árabe “Almàssera” o molino de aceite. Esta fue conquistada por Jaime I y entregada el 9 de junio de 1238 a Vidal de Canyelles, Prelado de la Diócesis de Huesca.

El municipio se ubica en la comarca de l'Horta Nord, en el Norte-Nordeste de la capital de València, y a unos 4,5 km de su centro y 2 km de sus vecinos, en una zona con gran densidad de núcleos de población, formando prácticamente cono-urbanización con las poblaciones de Alboraya, Tavernes Blanques, Bonrepòs i Mirambell y Casas de *Bàrcena y *Carpesa (ambas pedanías de València ciudad) y Meliana. El término municipal está situado entre los 39° 31’ 2” y 39° 30’ 20” de latitud Norte y los 3° 21’ 4” y 3° 19’ 21” de latitud Este aproximadamente. Con una extensión aproximada de 2,9 Km², entre 269 hectáreas para suelo urbano y 47 hectáreas de huerta, todos con una altitud mediana de 10 m sobre el nivel del mar.

El relieve del territorio que ocupa el término lo es de forma parecida al resto de la comarca en que se ubica: una llanura con un suave declive hacia el mar, del cual el casco urbano dista unos 3 km en línea recta. Las curvas de nivel discurren paralelas a la costa y muy distantes entre sí. Concretamente en el casco urbano, la diferencia de rasantes entre su punto más alto (Cruz Cubierta, de 14,55 m) y su punto más bajo (salida de Camino de Mar, de 9,50 m) es de 5,05 m. El único accidente natural del término es el barranco del Carraixet, que constituye su límite sur.

DEL MUSEO DE L'HORTA

El Museo de l'Horta de Almàssera fue inaugurado en 1999 y nació como proyecto museográfico sobre el modo de vida agrícola característico de la huerta de València, como una iniciativa colaborativa entre el Ayuntamiento de esta localidad y la Consellería de Agricultura, Pesca y Alimentación de la Generalitat.

Se ubica en un antiguo matadero del siglo XIX rehabilitado por el arquitecto Joaquín Turán García, a las afueras de la población y rodeado por los campos de cultivo. Así es cómo, uno de los principales atractivos y características del museo constituye: la huerta dentro de la huerta. Este espacio natural y físico otorga al espacio museístico una significación paisajística y material excepcional.

Es un museo etnológico y, como todos los de su misma naturaleza, quiere ser portador de los valores de sostenibilidad que subyacen a la tradición y que se consideran eco-saberes. En este sentido, resulta importante resaltar que estos valores se tratan desde el afán del conocimiento vital, el aprendizaje patrimonial y el estudio historiográfico. Por lo tanto, se quiere rehuir de la nostalgia y de las miradas idealizadas y faltas de rigurosidad científica. Solo de este modo podemos intentar lograr el significante profundo de una parte significativa de la cultura valenciana.

El Museo etnológico que conforma este espacio museístico persigue, fundamentalmente, exponer los diversos aspectos de la vida de los grupos humanos y las relaciones que entre ellos se establecieron, en un tiempo no tan lejano, y que nos ayuda a comprender hoy cómo somos y porque lo somos. Es por esto que, como todos estos tipos de museos, constituyen una ocasión perfecta para poner de relieve el vínculo entre los problemas locales con aquellos otros globales y, entonces, actuar consecuentemente.

Son estos aspectos de mucha importancia para el proyecto que presentamos del Museo de l'Horta de Almàssera, para su futuro a corto y medio plazo. Queremos ofrecer la posibilidad de tratar las cuestiones locales desde planteamientos «globales», y entender éstas desde planteamientos «locales». Con esta orientación queremos participar en la concepción del visitante en problemas como el desarrollo sostenible, el valor de los alimentos kilómetro cero, la incidencia del cambio climático sobre aspectos concretos de nuestro entorno (la biodiversidad, el aumento del nivel del mar, temperaturas y manifestaciones atmosféricas extremas, etc), el efecto de la huerta sobre las concentraciones urbanas, la huerta como patrimonio natural, económico, cultural, tecnológico, ...